viernes, 1 de agosto de 2014

CARTAS A JULIETA CON MI ABU by IRU

Lo que mas ilusion tenia yo por ver de nuestro viaje a Italia era la escapada a Verona, porque me encanta Shakespeare y, en especial su obra de Romeo y Julieta. 



Mi hermana, mi madre y yo hemos visto tropocientas veces la película de Cartas a Julieta, en la que aparece esa ciudad y nos encantó. Recordando esta película decidimos ir y buscar la casa de Giulietta y, si de paso la encontrábamos, también la "casa" de la protagonista de la película.
 


Lo primero que vimos cuando empezamos a andar fue el Verona Arena, ya que estaba en la plaza de al lado del sitio donde habíamos aparcado. Me hubiese encantado ir a ver alguna ópera de las que se hacen allí pero no fue posible. Ademas, en agosto y septiembre iban a recrear Romeo y Julieta y a mí me hubiera encantado poder verla pero nos íbamos antes, así que no vamos a estar para verlo, por desgracia. 



Después fuimos por la calle de las tiendas caras (y algunas más normales como Kiko o Benetton) y de ahi llegamos a otra plaza bastante bonita,




 la vimos y fuimos directos a la casa de Julieta. Ya sabéis, todo eso de subirte a la peana y tocarle la teta mientras te hacen una foto (dicen que es para encontrar novio pero no nos pudimos resistir ninguna de las tres), las dedicatorias escritas por todas las paredes, los candados que simbolizan el amor y ocupan una pared entera. Era un sitio precioso. Ilia y yo hasta subimos al balcón de Julieta y le mandamos una carta a las carteras de Julieta. Fue precioso; pero mi padre se puso malo y tuvimos que irnos sin tiempo a casi nada más.






El segundo día que fuimos a Verona ya estaba el resto de la familia. Tuvimos que aguantar un atasco gigantesco (y yo lo aproveche para hacerme una sesión fotográfica) y cuando llegamos tuvimos que esperar a mi tío Miguel porque él había ido por otra carretera y había pillado otro atasco mas gordo aun que el nuestro. 

Hicimos el mismo recorrido que la vez anterior, pero esta vez estuvimos mas rato en la casa de Julieta. Esta vez le tocamos todos la teta a Julieta, nos reímos con lo asqueroso que era que la gente pegara chicles masticados en una pared como símbolo de amor, la abu subió al balcón con Ilia y compré un candado y una pulsera en la tienda que hay en el mismo patio. 


Después, vimos la plaza y comimos en un restaurante bastante bueno, pero lo tuvieron que cerrar en cuanto terminamos de comer nosotros porque tuvieron una discusión entre los empleados y mientras a nosotros nos dejaron terminarnos los cafés en la terraza cerraron todas las puertas y, por la cristalera vimos que dos clientes se quedaron encerrados en el interior. Nos reímos muchísimo viéndoles dar golpes a la puerta y la cara de susto que ponían al ver que el bar al que habían entrado a tomar algo estaba cerrado y ellos no podían salir. Mi abuela decía que aquello parecía una película italiana.  
Al final ellos salieron y nosotros también nos fuimos, pero estaba cayendo una gran tormenta, así que nos compramos unos paraguas (el mío es precioso, con los mensajes de la pared de la casa de Julieta, pero el de mi madre es feísimo, super llamativo, de 7 colores diferentes, y estoy segura que nunca se atreverá a llevarlo en cuanto lleguemos a Pamplona por mucho que le haya hecho gracia comprárselo aquí, en Verona).  

Tuvimos que darnos prisa en llegar al coche. Pero esta visita aun así fue mucho mejor que la anterior y a mí me hizo ilusión estar en la ciudad del amor. Algún día volveré. Estoy segura. 

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