domingo, 6 de julio de 2014

VIVA SAN FERMÍN!!!!

Hoy quería hablaros de San Fermín pero os dejo la entrada hecha desde primera hora porque es 6 de Julio y todo el mundo sabe que, en Pamplona este día el que más y el que menos se lía y termina pensando que la noche le confunde.

A nuestra edad, tú sabes quien es de Pamplona porque, durante la semana pasada, en algún momento, te ha dicho:

-Yo, este año, solo voy a salir el 6 de Julio.


No es verdad; luego saldrá. Pero es el síntoma de que ese dia piensa darlo todo, ir a muerte como si no hubiera un mañana, como si los hijos no estuvieran durmiendo en casa de los abuelos y no hubiese en el mundo lavadoras de ropa blanca que poner.

Porque esa es otra... ¿quien fue el lumbrera que propuso que todos fuéramos de blanco en los días que, por definición, más te vas a manchar de todo el año? Eso, por no hablar de la faja y el pañuelo rojo que, en algún momento indeterminado se colará en la lavadora dejando todo de un tono rosita perpetuo.

Y lo mal que sientan los pantalones blancos si no tienes unas piernas de top model. Ion dice que soy una persona relativamente llevadera excepto el día que saco la ropa de san fermín, trato de entrar en uno de esos cabrones pantalones que, como todo el mundo sabe, encojen cada año dentro del armario y me voy a comprar unos nuevos que antes de probarme ya sé que me van a hacer el culo del tamaño de la plaza de toros. Que yo creo que todos bebemos tanto en estos días para olvidarnos de las pintas que llevamos y salvaguardar nuestra autoestima.

Con eso y con todo, reconozco que adoro los sanfermines y que el día 6 me levanto de la cama con esa sensación en el estómado que teníamos de críos cuando era la excursión del colegio. este año, los 2 champanes y el gintonic que nos tomamos ayer viendo "The Hole", igual ha influido algo... pero los demás años el 5 me suelo retirar a mis aposentos y la sensación es igual.



Pero miras por el balcón y todo el mundo se ha transformado. La gente viste de blanco (sin pañuelo, porque la tradición dice que hay que ponerselo a las 12, cuando explota el cohete), hay nervios por la calle, prisas, risas, expectación.

En nada, nuestra casa se llenará de amigos que vienen a almorzar nuestro menú mañanero de ajoarriero y magras con tomate. Después, el chupinazo, los bailes, la alegría, las salidas nocturnas, los gigantes con los niños, cabezudos, kilikis... las comidas con amigos, el toro de fuego, los encierros...

Yo soy una afortunada. Lo he vivido todo en San Fermín. La infancia en las mulillas, La adolescencia con mis amigas, en medio de la plaza consistorial para ver el comienzo de la fiesta apretadas como sardinas en lata. Los primeros besos, en sanfermines también. Los brindis. La locura. Un año, incluso tuve el privilegio de ser la encargada de tirar el txupinazo de inicio de las fiestas, ese que ven millones de personas porque lo enciende todo. Ahora intento compaginar día y noche, hasta que el cuerpo aguante.



Este año, por primera vez falta mi padre. El era tan sanferminero que, hace 44 años le entró la nostalgia en plena luna de miel y mi madre se lo trajo de vuelta para no tenerle el resto del viaje triste como una acelga. Nunca faltó desde entonces ni un solo día. Hoy le echaré de menos más que nunca. Es inevitable. Pero, aun así, sigue la fiesta.

Por eso, solo os digo.

¡VIVA SAN FERMIN!

¡GORA SAN FERMIN!

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