jueves, 29 de mayo de 2014

CORTA ESCAPADA A MADRID by IRU

Ayer mi padre tenía que trabajar en Madrid, así que me alié con mi madre y juntas conseguimos convencerle de que me llevase. A mi me encanta Madrid y mis padres lo saben y, como ayer solo tenía tres horas de clase porque después tenía dos horas de gimnasia para ensayar un baile y ya he hecho hasta el examen final, fue fácil que me dejaran ir.
Nos costó una barbaridad de rato poder comprar los billetes de tren, ya que no nos dejaba la web comprar los dos a la vez, pero, al final, lo conseguimos (bueno, en realidad, lo conseguí yo comprándolos de uno en uno y mi padre se puso todo contento; me sentí como Billy Gates). Eso fue el martes por la noche.
El miércoles a las 8.30 me fui a clase toda contenta, pensando en mi escapada; y a las 11 ya estaba en la puerta del cole para que mi padre me cogiese e irnos a por el tren. Nuestro trato había sido que durante las 3 horas de viaje yo iba a estudiar, tanto en la ida como en la vuelta. Y, hombre, no lo cumplí al cien por cien, pero la verdad es que aproveché bastante, que empiezo los exámenes el martes que viene...



 Llegamos a Madrid a las tres menos veinte y fuimos directos al mercado donde van a poner un puesto de MyVeg. Después fuimos a comer a MyVeg en Malasaña (C/ Valverde 28. Os lo recomiendo, y mucho, por supuesto). No puedo recomendaros un solo plato porque me gustan muchas cosas de las que hacen, pero mi madre está loca por las alcachofas con queso parmesano (me entraron ganas de llevarle a casa una ración para la noche, jajaja) y a mi padre le encantan los chipirones en cama de guacamole. 

Además, mi padre aprovechó para estar con Iñigo, uno de sus socios, que es un tío muy majo, y yo mientras proveché para irme a tomar un chocolate en un Starbucks (me encanta: viviría dentro de uno) y también a buscar una tienda que quería ver porque es una marca (NewYorker) que no hay en Pamplona; pero no la encontré. 



A las 5 fui de vuelta a MyVeg a buscar a mi padre y a las 5.30 estábamos los dos en Argüelles para que él fuese a otra reunión mientras que yo me fui de compras (soy tan ahorradora que solo me compré dos cosas: unos pantalones y una camiseta de rayas blancas y azules exáctamente igual a la que llevaba Ludvic cuando le conocí en Creta; ¡qué recuerdos, su madre con la pamela en aquel descapotable, lo que nos reímos los cinco, y que guapos eran los tres hermanos! Alguna vez tendremos que ir a Noruega a ver si me lo vuelvo a encontrar, como de casualidad). 
A las 7.30 estábamos ya en el tren de vuelta y allí estudié un rato más, aunque también conocí a un amigo de mi padre que me estuvo hablando sobre las cosas que son más importantes cuando se va a la Universidad además de estudiar (ya sabéis, hacer deporte y esas cosas; la verdad es que me pareció muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que tengo pensado volver a apuntarme a Baloncesto el año que viene)
A las 11 ya estábamos de vuelta en casa, pero yo por mi me quedaría para siempre en Madrid. Como para no. 



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